martes, 29 de marzo de 2011

El impacto de la contaminación sobre el hombre y la naturaleza

HERRAMIENTAS
Infografía EFE

Una infografía de la agencia AFP, que muestra un esquema acerca del impacto de la contaminación sobre el hombre y la naturaleza.
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lunes, 28 de marzo de 2011

El ocaso de los revolucionarios

Gobiernos revolucionarios como los de Gadafi y Chávez, le faltan el respeto a la dignidad de toda persona humana.

José Enrique Miguens


Hoy en día todo el mundo se está dando cuenta de la importancia histórica de los levantamientos populares en países decisivos del norte de Africa, como Egipto y Libia, contra regímenes políticos que se iniciaron como revolucionarios y aún se definían como tales, exigiéndoles libertad y democracia. Esto significa reclamar el derecho de todos los ciudadanos a intervenir en las decisiones políticas que los afectan y a no ser acallados ni intimidados ni llevados por delante por ningún grupo de ocupantes del poder, cualquiera sea su denominación.

Estos levantamientos populares actuales, horizontales y de liderazgos compartidos, son diferentes de las llamadas "revoluciones" de la pasada era moderna, que comenzaron con la Revolución Francesa, de 1789, e iniciaron su ocaso 200 años después, con la caída del Muro de Berlín, en 1989. Desde el jacobinismo hasta la yamahiriya (república asamblearia de las masas o república socialista islámica), pasando por el fascismo, el comunismo, el nacionalsocialismo, el tercermundismo, el progresismo y los neopopulismos, las "revoluciones" del modernismo presentan sociológicamente, aunque en distintos grados, las mismas características, cualquiera sea la denominación ideológica que adopten.

Se inician con la toma del poder político (sea por vías legales o violentas) por un grupo de "iluminados" que se consideran los dueños de la verdad y la justicia, llamados a imponerlas a todos los demás mediante la construcción de una sociedad perfecta. Para ello necesitan acallar a los que no piensan como ellos, manipulando la información, nunca admitiendo errores, instaurando el culto a sus dirigentes siempre infalibles, que viven sacrificándose por su pueblo. En una palabra, tratando a sus poblaciones como a niños estúpidos a los que se les puede hacer creer cualquier cuento.

Para distraer a los pueblos de los problemas concretos que padecen, los envuelven en fantasiosos enfrentamientos abstractos, con lo cual pocas veces resuelven los verdaderos problemas y males que sufren las personas y grupos concretos. Todos los comentaristas coinciden en que los levantamientos del norte de Africa se originaron en sus juventudes educadas que no tienen trabajo ni perspectivas de conseguirlo, mientras se les hablaba de socialismo y de tercermundismo.

Pero como generalmente esto no basta se hace necesario a este tipo de gobiernos desacreditar, acallar, anular o eliminar a los que piensan distinto o presentan otras soluciones que pueden ser mejores. Una característica uniforme de estas "revoluciones" es la caracterización denigratoria de los que piensan de distinta manera como seres despreciables de una categoría casi subhumana. Resulta interesante constatar la similitud del empleo del calificativo de "gusanos" para denigrar a sus oponentes en regímenes "revolucionarios" aparentemente opuestos. Lo emplearon abundantemente los nazis en Alemania, tal como lo hacen Fidel Castro y sus secuaces hasta el día de hoy. La despectiva palabra la inventó Hegel, el padre de todas estas revoluciones políticas, para calificar a los que no pensaban como él: "Gusanos que sólo comen tierra y agua". Revisando los calificativos que emplea el presidente Chávez para calificar a sus opositores y aquellos -delirantes- que ha estado vomitando Khadafy, tenemos un cuadro de la actitud básica de estos gobiernos revolucionarios y de su falta de respeto a la dignidad de toda persona humana.

Todas estas "revoluciones" necesitan inventar un "enemigo" a quien acusar de todos los males ocurridos y de obstaculizar la triunfante marcha de la revolución. Caen así en terribles simplificaciones para unificar a sus seguidores en un odio compartido distrayéndolos de sus verdaderos problemas.

Los observadores más alertas a las nuevas realidades sociales e históricas nos están recomendando no seguir empleando en la política las viejas distinciones conceptuales opuestas, tales como "idealismo" o "materialismo", "izquierda" o "derecha" aplicadas a este tipo de gobiernos, porque son engañosas y no van al fondo del verdadero problema. A los pueblos les da lo mismo que al sistema de dominación que se les aplica; se lo denomine "idealista" o "materialista", de "izquierda" o de "derecha", siempre será un sistema de dominación. Sólo comprueban que se les han quitado su participación política y el derecho que les corresponde a todos de ser los dueños de su propio destino y del de la Nación, que es de todos y no de un grupo de ocupantes del poder que se cree superior y dueño del país.

« ... el dictador Gadafi, a quien
el presidente Chávez llegó a titular:
'Mi colega revolucionario' ... »

El garrote que se esgrime sobre sus cabezas, aunque esté pintado de rojo, de verde o de blanco, siempre será un garrote y siempre terminará siendo usado en provecho de los que lo manejan. Como dijo un manifestante egipcio: "Cambio significa justicia, libertad e igualdad para todos en el trato". Esto significa el respeto a la dignidad de todas las personas por parte de todos, tanto de los gobiernos como de la sociedad.

Es por eso que, olfateando el peligro que estos levantamientos significan para sus bases estructurales de dominación, algunos gobiernos latinoamericanos que se autodenominan revolucionarios, como los de Cuba y Venezuela, seguidos por los de Ecuador, Bolivia y Nicaragua, se han pronunciado en respaldo del dictador Gadafi, a quien el presidente Chávez llegó a titular: "Mi colega revolucionario".

Dejando de lado las características específicas de cada área cultural que llevaron a esos levantamientos populares arábigos, como las que llevaron a los levantamientos de los países del bloque socialista en Europa, podemos remontarnos a un acontecimiento que marcó el cambio histórico contra las "revoluciones" y a favor de la democracia participativa, que curiosamente pasó casi desapercibido.

Tres días después de la caída del Muro de Berlín, el Partido Comunista Italiano, considerado el más actualizado, inteligente y numeroso de Europa, haciéndose cargo del cambio cultural ocurrido y del anhelo de los pueblos de una democracia participativa, inició contactos para integrarse con la socialdemocracia.

El 3 de febrero de 1991, el XX Congreso Nacional del Partido Comunista Italiano decidió disolverse, renunciando a sus objetivos revolucionarios, para ingresar en la convivencia democrática con el nombre de Partido Democrático de la Izquierda e incorporarse a la Internacional Socialista. Con esto renuncia a sus anteriores beligerantes pretensiones de hegemonía y de imposición de sus ideologías al resto de la sociedad por el camino de la violencia revolucionaria. Vale decir que el viejo Partido Comunista, sensible a los cambios ocurridos en la cultura occidental, optó por la vía democrática para resolver, entre todos, los problemas concretos de la sociedad que es de todos.

Hay un síntoma más sutil que pasó desapercibido para los políticos. En unas jornadas de filosofía y transculturalidad convocadas por la Unesco en noviembre de 2002, se declaró que el mundo está presenciando la aparición de un nuevo discurso político "que dé al hombre el derecho de tomar la palabra".

Esto significa -se dice- la necesidad de crear nuevas relaciones entre las personas, definidas por la necesidad de vivir juntos, unidos a pesar de las diferencias, porque los problemas que afrontamos no pueden resolverlos unos sin los otros. "Hasta ahora, cada cultura, cada visión del mundo, cada sistema económico, pretendía imponer su definición de la humanidad a todas las otras. En estas sociedades encerradas por barricadas internas queda todavía una apertura, la pluralidad como una puerta que se abre para permitirnos sobrevivir, respirar, quebrando esta clausura del mundo humano sobre sí mismo."

Sugestivamente, los participantes más coherentes y entusiastas de estas jornadas fueron los intelectuales del sur y del norte de Africa, lo que explica los actuales levantamientos populares.

¿Estaremos los intelectuales latinoamericanos quedando más atrasados, desinformados y anacrónicos que los intelectuales africanos en esta corriente mundial de apertura y de democratización?

© La Nacion

martes, 1 de marzo de 2011

La gran desconexión

Los gobiernos de los países donde hay revueltas ya han perdido la batalla de las mentes. Y esta se decidió en las redes de internet

Un nuevo espectro recorre los salones del poder en el mundo: la libre comunicación en las redes de internet. Ministros y ministras sin decencia legislan, contratan policías informáticos y censores, amenazan, sancionan, encarcelan y en algunos casos, como a Jalid Said en Alejandría, matan por colgar un vídeo en YouTube. Saben que se juegan su negocio, porque el poder siempre se ha basado en el control de la comunicación. Pero su esfuerzo es vano. Aunque castiguen al mensajero no interceptan el mensaje. En democracia, porque aún hay protección judicial de la libertad de expresión.

Los tribunales frenaron en sus intentos censores a Bill Clinton, a Blair, a Sarkozy, a González Sinde, entre otros. En países autoritarios, como China, los censores dependen de robots programados mediante palabras clave, por lo que basta con no utilizarlas. Facebook o Twitter están bloqueados en China, pero hay otras redes sociales chinas y sobre todo blogs y chats cuya infinidad hace difícil su control. Así que los gobiernos están empezando a diseñar sistemas para desconectar internet y las redes móviles en momentos de crisis. Eso hizo Ahmadineyad en el 2009 y Mubarak entre el 27 de enero y el 1 de febrero.

No hay un botón de mando que permita desconectar todas las redes con pulsarlo (aunque el Congreso estadounidense lo tiene en estudio). Lo que hizo Mubarak fue ordenar verbalmente a los principales proveedores de servicio de internet (IPS) que desconectaran a Egipto de la red global reprogramando los códigos de acceso. La desconexión afectó a 3.500 rutas BGP de los IPS egipcios. Se mantuvo todavía el proveedor del grupo Noor, que conecta la bolsa egipcia, pero también interrumpió el servicio dos días después. El apagón no fue total porque existen pequeños proveedores independientes, pero afectó al 93% del tráfico. Simultáneamente, se desconectaron las redes móviles y la recepción del satélite de Al Yazira.

Y ahí surgió la solidaridad de la comunidad internauta global, personas y empresas, así como la creatividad de los jóvenes egipcios. Los manifestantes se conectaron por varios procedimientos. La red hacker Tor, un proxy que redirecciona con anonimidad tráfico en internet por una red de ordenadores voluntarios, recibió mensajes por teléfono que eran remitidos a conexiones de internet aún abiertas en Egipto o en la red de fibra óptica Europa-Asia que se mantuvo operativa aunque desde Egipto no se pudiera conectar. Mediante otra red global, Hot- Spot Shield, los internautas egipcios pudieron conectar con seguridad otros proxys, o sea, direcciones de internet alternativas con conexión disponible. Teléfonos inteligentes (como iPhone) se usaron como módems para conectar a internet mediante llamadas internacionales por líneas de teléfono fijas que no se interrumpieron (el país no podía quedarse sin teléfono). Algunas empresas, como la francesa NDF, ofrecieron su conexión mediante llamadas a un número de París. Máquinas de fax, usadas desde universidades, establecieron conexión con estas redes, enviaron y recibieron mensajes que eran reenviados por fax dentro del país.

Otra organización internacional hacker, Telecomix, extendió a Egipto las tácticas que habían empleado en Irán, China, Túnez y otros países, informando a los egipcios en foros de chat o wikis sobre las posibilidades de comunicación a su alcance. Telecomix creó un programa de búsqueda automática en Google de todos los números posibles de máquinas fax en Egipto y enviaron mensajes generados en Egipto y telefoneados por línea fija a todos los números de fax. Se supone que Mubarak debió de recibir alguno, pero también los recibieron miles de personas que los difundieron en su entorno.

Google y Twitter organizaron un sistema speak-to-tweet mediante el cual una llamada telefónica internacional era registrada por un contestador automático y el mensaje era entonces automáticamente reenviado como twit a Egipto, identificado por un hashtag. Como Twitter estaba bloqueado, la empresa creó una nueva cuenta @twitterglobalpr específica para explicar el uso del speak-totweet en Egipto. Aunque sólo hay unos 14.000 usuarios de Twitter, los twits eran reenviados dentro del país por distintos medios, fax, panfletos distribuidos en la calle o radios de aficionados.

Lo importante fue la combinación de múltiples medios de comunicación, incluyendo grafitis y las redes personales que se formaron en el espacio urbano ocupado. Algunos activistas publicaron un manual de cómo comunicarse por cualquier medio y lo distribuyeron a mano entre los manifestantes. Los medios de comunicación, como Al Yazira, cubrieron la información en directo, y aunque el acceso a su satélite estuvo cortado en los cinco días de apagón, imágenes e informaciones se transmitieron desde Egipto por teléfono vía satélite, se colgaron en YouTube y se recibieron en el país por los múltiples canales reseñados.

El 1 de febrero, Mubarak restableció la conexión por internet para indicar una vuelta a la normalidad, a sugerencia de EE.UU. La medida había sido tan costosa como inútil. Un estudio de la OCDE cifra el costo económico directo del apagón de internet en 90 millones de dólares. A ello se añade el costo para el sector turístico y la interrupción del trabajo de las empresas de servicios de telecomunicación que operan como subcontratistas para empresas globales con ingresos estimados en tres millones de dólares diarios.

Pero el motivo fundamental del restablecimiento del servicio de internet fue la inutilidad de la medida. Cuando Mubarak se dio cuenta del peligro las redes sociales internautas ya habían pasado del ciberespacio al espacio urbano. Una vez conectadas en su vivencia, la comunicación por internet siguió siendo importante en lo global, pero ya no era decisiva en lo local. La gente ya había perdido el miedo. Ahí fue cuando Mubarak decidió usar lo de siempre: violencia e intimidación. Como sucedió luego en Irán, Bahréin, Siria, Yemen, Argelia, Jordania, Marruecos, Kuwait, Libia. Pero los gobiernos ya han perdido la batalla de las mentes. Y esta se decidió en las redes de internet. De eso están tomando buena nota en todo el mundo, incluidos los países democráticos, en ambos lados de la barricada.

LAVANGUARDIA